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PRC-AV 11 "RUTA DEL RÍO CORNEJA Y HOCINO"

El caminante puede iniciar la ruta en el monumento a los pañeros a la entrada del pueblo según se llega desde Piedrahíta por la carretera AV-104. Allí se encuentra el panel informativo en el que se describe el sendero. 
La ruta desciende hacia el río paralela a la AV-104,
flanqueada por campos de cultivo donde el caminante puede contemplar en todo su esplendor el amplio valle en artesa excavado por el río Corneja. 
 
SALIDA
Santa María del Berrocal
DISTANCIA
17,6 km
TIEMPO ESTIMADO
4 horas y cuarto
DIFICULTAD
Baja
RECORRIDO
Circular
DESNIVEL
107 m
RECOMENDACIONES
Llevar agua potable y vestimenta y calzado apropiados
Aquí la ruta vuelve sobre sus pasos dirigiéndose de nuevo al Villar, pero recomendamos encarecidamente al caminante que se dirija al Hocino. Es un pareje con un atractivo singular, en él el río Corneja desaparece, se esconde entre grandes bloques de granito y discurre por debajo de ellos. Avanzando unos metros se llega al lugar donde el Corneja aparece de nuevo.
El caminante retornará al Villar atravesará el pueblo, la zona de huertas y se dirigirá a Santa María del Berrocal. En su trayecto atravesará el camino conocido como "La Calzada" o también el "Camino de Choriceros". Era un camino que en los siglos XIV y XV formaba parte de la red pecuaria de calzadas castellanas. Lo utilizaba la ganadería trashumante para acceder a los pastos de Extremadura. A finales del XVIII se utilizaba como vía de transporte de los productos de chacinería. Los choriceros bajaban por esta vía, que permitía y permite el paso de carruajes, desde Candelario hasta Madrid, donde surtían a la corte de los Borbones.
Al aproximarnos al río nos encontramos con un humedal creado por la acción humana. La zona recibe el nombre de "Charco de los Tejeros". En este humedal de gran belleza y riqueza ornitológica, 
es frecuente disfrutar de la contemplación de todo tipo de aves: garzas, cigüeñas, ánades reales, avefrías, águilas blancas…
 
 
 
La zona húmeda propicia el crecimiento de la vegetación hidrófila por lo que la balsa de agua está rodeada de bardas, juncos, eneas y chopos centenarios.
 
 
 
 
 
La laguna debe su nombre y origen a la extracción de arcillas empleadas en la fabricación de tejas y adobes. La extracción de materiales por debajo del nivel freático generó una depresión que se rellenó con agua. Después de años en los que la extracción ha cesado, aproximadamente desde los años 50, la naturaleza está siguiendo su curso, y la laguna ahora se está colmatando. 
Se baja al río por una zona rodeada de pastos conocida como Prados San Juaniegos,  y se deja a la izquierda la Dehesa Boyal. Durante unos dos kilómetros la ruta discurre paralela al cauce del Corneja. Cuenta con el atractivo de estar bordeada por grandes árboles. En las zonas más alejadas del cauce nos encontramos con especies como el chopo negro, fresno y olmo, siendo más característicos del borde del río el aliso y la bardaguera. La zona cuenta con un denso sotobosque de majuelo, endrino, zarza  y rosal silvestre entre otras especies. Son innumerables las especies herbáceas, cabe destacar la presencia de densos rodetes de cicuta. 
Pasando una pequeña presa construida con grandes bloques de granitos, la ruta se desvía hacia la derecha y atraviesa un camino de huertas. En el trayecto se observan norias, desgraciadamente la mayor parte de ellas abandonadas.
Contrasta la margen derecha, repleta de los muros de las pequeñas huertas con las fincas abiertas de la margen izquierda, como se observa en la fotografía. 
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Antes de llegar al pueblo de Villar de Corneja se difruta de está magnífica construcción en piedra, la pasadera del Villar.
Se atraviesa el pueblo del Villar y a la salida se toma la dirección hacia el puente de la Fonseca. Esta zona más elevada y alejada del río, presenta una vegetación xerófita, más adaptada a la escasez de agua. Son abundantes los tomillos, lavandas y otras especies aromáticas intercaladas entre las encinas. 
La ruta vuelve a encontrarse con el Corneja y sigue paralela él. El paisaje se torna más húmedo, dominan las bardas, chopos, las genistas y es fácil reconocer distintas especies de helechos.
El camino llega al “Puente de la Fonseca” un puente romano que se encuentra en perfecto estado. El puente se apoya en una gran roca por su parte central y maravilla lo simple y acertado de su diseño. 
En las inmediaciones se encuentra el Molino de la Fonseca, uno de los molinos abandonados que  salpican la zona. Las construcciones están en ruinas, lo que no deja de darle cierto encanto al lugar.
La posible causa de esta sorprendente formación geológica podría haber sido un terremoto, sucedido hace millones de años. El temblor habría desplazado los bloques graníticos depositándolos en el fondo del valle, dejando hueco suficiente para que el río discurriera por debajo de ellos.
La Calzada también fue testigo del paso del Emperador Carlos V en su último viaje a Yuste, en 1556, a donde se dirige después der abdicar en favor de su hijo Felipe II. Y desde la Calzada nos dirigimos a Santa María del Berrocal para dar por terminada la ruta.
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